lunes, marzo 31, 2003

Así de orgánica, insuperablemente nuestra es la escritura: justo en este instante, una floreciente colonia de estreptococos me habita, y las letras terminan confundidas (como yo) con el innoble caldo de jugos que fatalmente las emana. Tengo una desleal bonanza de ideas licuefactas: ya se asoman...

viernes, marzo 28, 2003

D E R O G A D O

*
Agazaparse hacia fuera. Volver los pasos hacia uno mismo, de espaldas. Entintar las entrañas. Dar vueltas alrededor de las letras. Amasar las probabilidades de expresión. Conjeturar verbados. Desencriptar el caos que nos habita. Intentarlo. Ponerle patitas a la comezón de la tinta. Hacer ochos en la jaula letrera que pretende guarecernos. En papel horrisonarnos. Puras jaladas, y uno mareado.

jueves, marzo 27, 2003

Helarte: Quedar pasmado ante la inclemencia de un ámbito, circunstancia, suceso u objeto perturbador.

El arte: Quedar pasmado ante la inclemencia de un ámbito, circunstancia, suceso u objeto perturbador.

El Arte con mayúscula: Puritita exaltación.

miércoles, marzo 26, 2003

Las letras terminan irremediablemente por desaforarnos. Nosotros, vengativos, las pintamos de aforía.

martes, marzo 25, 2003

Luego viene la mejor parte: escribimos, inventamos mundos en los que nos es dado descansar el séptimo día, y jugamos a la cábala hecha malabar que son las letras que acomodamos a nuestra imagen y semejanza. Ego creator, ergo quiúbole quién andai. Es el charco grande de nuestra autoconciencia especular. Por fotuna al calce, al alacrán crán crán le sobra cola que le pisen. Umbilicocentrismo.
Y sin embargo sigue existiendo como posibilidad. El mundo en que vivimos, ese que por el que somos respirados, no es sino una arista visible de su propia combinatoria.

lunes, marzo 24, 2003

El ornitorrinco es la suma de sus propias ubicuidades, apelambradas.
Nada: palabras aladas (haladas) para alabar calas, balas, lanzas baratas, chatas alambradas, malas babas, patrañas pasadas mal amarradas, garras atadas, cazas atrasadas, caras largas, máscaras falsas, andanadas canallas, patadas rasas, bajas cantadas, masas abrazadas, zanjas abrasadas, llamaradas, papanatas, nada. Watta Paz.
Estamos enfangados en el chapoteadero de las letras. Parece que la escritura nos tiene tomada la medida, y carecemos de pudores dietéticos, y ético, y estéticos. Necesitamos del estreñimiento.
La escritura es un medio esencialmente antinatural. La distancia que nos separa de los signos es la misma que nos une con lo absoluto. Todo nombre es una impostura; toda convención escritural, una mueca.

jueves, marzo 20, 2003

Mito recurrente: cuando la palabra deviene metáfora, el corazón colinda andrógino.

martes, marzo 18, 2003

Su realismo y el nuestro no son tan distantes como pudiéramos pensar: además de estar colgando de sus espectros, hoy vamos por ahí chapoteando en el charcódromo de la escritura automática: dos puntos y bloggueamos cual motores al borde del desbiele.

lunes, marzo 17, 2003

PALINDROMAS APURALMENTE EXISTENCIADOS
(Severo revés)

Ser o no ser: ¿es honor? ¿es?

*

¿Eva o ave?

¿Adán o nada?

*

¿Somos
seres
o no?

domingo, marzo 16, 2003

Vamos por partes. Es absurdo afirmar lo contrario.
Luego nos da por sentarnos frente a una pantalla de luz engañosamente azul, para jugar a que somos los depositarios de la verdad teclada, y que nuestra misión, que hemos ya decicido aceptar, es dar a conocer al mundo esas verdades iniciáticas que, con sutileza, dejamos entrever como nuestras en las palabradas que lanzamos al espacio electrónico.
Lo bonito de esto es que la red, gran mascarada, nos ampara con su abrigo de ubicuidad, que es como la nada entre dos espejos encontrados, y terminamos destripándonos impíos.
De cualquier forma, se trata de un gran engaño programado, y esto no es culpa (o virtud) de la güeb: las letras, pixeladas o entintecidas, son expresiones alternas de la realidad, y la forman, y la deforman.

viernes, marzo 14, 2003

Cuando escribimos, intentamos cambiar al mundo y sus relaciones. Inocentes, en ocasiones creemos que somos algo más que la diéresis extraña en una i del universo cabalado.

jueves, marzo 13, 2003

Quien no haya escuchado a Pérez Prado comete un gravísimo error. El mambo (bien escuchado, en soledad, con atención, presenciado como mantra) funciona como vigorizante, como puesta en marcha de las maquinarias mentales menos utilizadas, como revulsivo conceptual, y revitaliza las partes blandas por desuso.

Cuando escribimos, intentamos hacer lo que el cara de foca: abstraernos, dejarnos llevar, hacer a un lado sujeciones torpes o inoperantes. El icuiriricui, el sacalacachimba, son agoreros pachucos; por las letras, buscamos siempre (no nos hagamos) ser eso, videntes, adelantarnos al caos que con las palabras nos alcanza y habita, para jugar a ponerle orden al futuro.

Dijo el hombre en cierta ocasión: "¡Mividas!" "¡Mividitas!"
Tiempo después lo comprendí.

miércoles, marzo 12, 2003



S I L E N C I O
Por si fuera poco, la escritura empieza siempre desde cero, asunto que resulta, cuando menos, extraño. Vamos por ahí alucinando con las revoluciones que nos inventamos, y las palabras hacen fila para carcajearse. Vivimos impostados por los textos que nos fabricamos para combatir el caos, y terminamos como los perros y los palindromas, persiguiéndonos las partes últimas, que son las primeras.
Yo por eso creo, por incrédulo.
Y es que no es cierto, la escritura es un trabajo oleaginoso, resbaladizo y ominosamente probable. Es necesario perderle un poco la fe a las letras (alas-letras, halas letras, no te hagas), si queremos seguir teniéndolas en las manos, no anichadas a tres metros de altura: los textos elevados pueden fácilmente causar tortícolis intelectual.