lunes, febrero 27, 2006

Poesía tornatrás para después de la malapata

Poesía tornatrás para después de la malapata
(autofusil compendioso)

1. La poesía es un rebaño de lanzafuegos. Debería abrasarlo a uno siempre, en todos los casos.
2. Dado lo anterior, el poeta debería vivir en permanente estado de quemazón.
3. Se lo merece.
4. ¿Y qué cuando las palabras engrudan la chamusquina que nos brea? Yo las tarumbo, las almizclo, las chapopoto.
5. La poesía no es cierta. Es exacta.
6. Sin embargo, el poema es siempre una variación de sí mismo, un ensimismamiento jugando a las escondidas.
7. La poesía es un filo de lenguaje en estado de trapecio.
8. Si el poeta sabotaje, la poesía trinitrotolueno.
9. Hay que replantear a poética de los poemarios. Prefiero pensar en los poemas como animales gregarios. La teoría del poema solitario resulta ya insostenible.
10. El poema siempre dice otra cosa, lo que pasa es que uno es muy terco.
11. A palabras necias: no dejes de anotarlo.
12. La poesía seminal resulta siempre pegajosa.
13. Si el poema no crotona, anguila nuestros muerdos.
14. Poesía: sarna jocunda.
15. El poeta es un facedor de filamentos:
rastroja yunto las letranzas,
araña lo que digo,
púa de picor
los apalabres,
malabar y filabaja.
Raspa.
Amalgama.
16. Las relaciones con la poesía deberían ser siempre problemáticas. Un poema que no mueve algo, que no cambia las cosas de sitio o genera comezón en alguna parte del cuerpo resulta infelizmente en palabraje inmemorial, luego pasto de tambo. El poema como punzón, cautín, hiedra de veneno, piedra en el zapato o serrucho; el poeta como líder carismático, fundamentalista de algos, golpeador de cantina, zancudo de cama o mal payaso; la poesía corte, guamazo, zumbido, hermanito preguntón o caldo derramado.
La poesía debería ser siemre una molestia para alguien.
17. Cuando los poetas no punzan, garrapatan.
18. Hacer poesía es una persecución pánica y orgía. Es buscar la sombra del reflejo de un espejo pando, calabozo y panzabajo.
19. Paso en falso, la poesía filigrana desbarranque. Marea, orilla y empuja. La muy oronda.
20. -Es Usted un marranazo, una porcina persona -dijo la poesía-. El bohemio calló.

domingo, febrero 26, 2006

Derecho de réplica

Tengo que usar la primera persona.

Hanme hecho la mejor crónica que mortal alguno pudiere desear. Lleva por título "Busca enamorar, leyendo". Es primorosa. La leo y, con lágrimas en los ojos, no puedo menos que exclamar: "Mis poesías están bien preciosas; chulas de bonitas; son bien hermosísimas; la neta yo, de grande, quisiera, quisiere, quisiese escribir como yo.

Todo yo soy de un garbo pavoneado.

Soy un donaire que pompa y circunstancia.

Yo sí escribo bien bonito.

Odumodneurtse!

miércoles, febrero 22, 2006

Si el poema canta, pélate Tin tan.

domingo, febrero 19, 2006

Por otra parte, la poesía nos promulga definitivamente.
Nos exhibe en medio del decoro:
desnudos, con la cara pintada de colores y un par de orejas de burro.
Luego nos desenmascara, y somos otra vez nosotros:
desnudos, con la cara pintada de colores y un par de orejas de burro.

Cada poema debería ser un portazo.
Cada puerta es, a su modo, un poemazo.
Lo Otro ha desaparecido
Heme de melcocha y porca fornitura.

Jario cataplunes y sobajes.

Orco.
En última instancia es poco, muy poco lo que pueda uno hacer con las letras sin que éstas lleguen a ponerse rancias.

Rancias y espejas.

La escritura se nos va poniendo requesona en la medida que empezamos a creer en ella. Se trata de un juego que tiene más que ver con la madrastra de Blancanieves que con las depuradas técnicas especulares de Borges. Cada vez que escribimos, le preguntamos al espejo por el tamaño y forma de nuestros egos: le friccionamos las partes, neblamos de vaho el filo de su adulaje y terminamos lamiendo nuestro reflejo como un fetiche largamente deseado.

Entonces empieza uno a echarse a perder, a cortarse como leche, así de blanco y así de pasmado.

El caldo grueso de la escritura es un malgusto bacteriado, un aromático suero lechal.
Ahora sucede que la poesía
es un largo estorbo contrariado.

sábado, febrero 18, 2006

Cada siglo tiene su chatarra retórica.

Agustí Bartra

viernes, febrero 17, 2006

Poetas y vacas son lo mismo.

jueves, febrero 16, 2006

Si el poema no crotona,
anguila nuestros muerdos.
...algo sombrío y que no remite de pronto lo apremia.
Pero pasa a la diversidad, así se zafa: cierto que está a merced
de la literatura pero quién no.

José Kozer

miércoles, febrero 15, 2006

Aquí hay marasmo...










...y aquí también.
A medida que la vamos rumiando, la escritura nos envilece.

No hay salvación en las letras.

sábado, febrero 11, 2006

Aquí decía algo que ya no dice más.
La poesía lombriza, juntura, lama, lame, allana, asalta, sobaja, agarra, acrobacia, taladro, ciempiés, todo lo bisagra, frontera lo infrontable, especia de picor, alharaca de jolgorio, piedra de afilar, entierra y enterrega, vuela tirabuzona, abusa, amarra gemidora, acuña y aprieta del mismo palo, aserena, aserrina, rasguña temblandito, gelatina bastante, viruela loca, mugra lo alboso, moja lo sequío, deserta arenera y sobre todo, sistemáticamente, dolosa y engañifa, guazona y jodedora, se pitorrea de nosotros, la muy hinchada.

Esa oronda tórrida infranqueable.

martes, febrero 07, 2006

Que los ojos deshojos los despojos
desnudan y traspasan
lo imposible.

Abigael Bohórquez

lunes, febrero 06, 2006

M a l g u s t o

Es maravilloso hasta dónde puede conducirnos nuestro mal gusto. Somos un primor.

Resulta que una vez que hemos decidido ponerle a las palabras (como quien decide qué calcetines ponerse o ponerle en qué cantina), decidimos también que precisamente nuestras palabras, el lenguaje que utilizamos, la forma en que expersamos nuestros piensos, resultan ser producto unívoco de los garabatos que dejamos pintados, como si la decisión la tomaran ellos y no nosotros. Ya en ese estado de cosas, claro, la responsabilidad no es nuestra, y gazumá lo que nos salga de la pluma hoy teclado.

Total que nosotros y las letras, contritos y rabones, ajenos y yuxtapuestos, terminamos haciendo un maridaje pérametantito y saltapatrás que tiene mucho de retruécano y tiene más de notentumas:

- Las letras, haciéndose las desentendidas, chiflandito con la mirada al cielo, lamúcuraestáenelsuelomamánopuedoconella, yo a ti ni te conozco, estoy haciendo mi trabajo, señor, letro letro letro y si te vi ni me acuerdo.

- Nosotros, pagándonos por debajo de la mesa por una noche de loca pasión llena de tropos locos y ditirambos cachondos, convencidos de nuestra genial locuacidad, afiebrados de nosotros como si la neta, como si háganse a un lado, como si uyuyuy. Desarrollamos tremenda hornydad por nosotros mismos, y de ahí a darnos alpiste en el piquito es cuestión de tiempo, ese impío relativamente guarro.

Total, las letras que les vale, nosotros jariosos de Nosotros, y los textos terminan rezumando perfume de gardenias, caldo de pollo para todos, cerrazón almibaradita, febril emulsión melcocha, ungüento armario y ropón, saladitos dulces, melaza chapopota para todos los casos, patitas pa qué te quiero, corazón porquéstastriste, aguota de sabores, conservadores artificiales, luces de Bengala, pomposos donaires, gráciles ademanes, garbosos pavoreales con las manos y un sinfin de pínices y bullangas puestas en una ramita con lucidores bombones blanco y rosa, todo cocinado al calor del fogonazo de nuestros ímpetus penseros, como si el calor, como si las formas, como si nosotros.

¿Sí?

Deberían prohibir las confesiones.
Quemarle las manos a las netas del planeta.

Ñoñazos que somos, muchos terminaríamos turbairacundos y vapuleados, anabolenos y plin, dándonos de puntillas en nuestras rubicundeces, azorados de ser, relapsos de habernos puesto dedo, y el mundo sería un mejor lugar para escribir.

Todo sería de un mal gusto estupendo.
Seríamos primorosos.

domingo, febrero 05, 2006

Si los poetas no punzan, garrapatan.
En tanto uno termina haciendo como si las letras se pusieran en orden con alguna intención oculta, como si ¿qué puedo yo hacer?, como si no fueran las daifonas que dicen no ser a sabiendas de serlo para hacerse más mordiscas y ponernos patetosos y pisados.

¿Qué puede pasarle a una letra mordisqueada? ¿Se le saldrá el jugo del sentido? ¿Se le churen las denotaciones? O peor aún: ¿connota chueco? ¿Chapuza otredad?

Habría que hacer el intento.

sábado, febrero 04, 2006

De alma de hombres los unos se alimentan;
los otros su alma dan a que se nutran
y perfumen su diente los glotones,
tal como el hierro frío en las entrañas
de la virgen que mata se calienta.

José Martí