...entonces, el poeta dejó de escribir muy bonito, y empezó a mugir. Vaca nimia de sus tiestos, la poesía entonces se dejó de poner los moños que tanto y tan oronda lucía: vinieron entonces el pasto y la boñiga. Hoy se le puede encontrar, rumia y cadencia, haciendo arreboles con la cola. --¿A quién? --Y cuántas moscas.