Siento que me trepidan los meniscos, como a Enrique Naraud.
(Y eso prueba lo que demuestra.)
Entonces uno trata de escribir y lo dedos se chocolatan de bolita: el texto es un resbaladero de hormigas, un desguance jaspeado de bombones saunos, el fumor alelo y espumoso que se escurre cuando tu nombre, una espalda que nunca termine y trepadero de mapaches chanchos.
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Res balar: poliglosia bobina.